Hormonas y pelo: una relación complicada
El organismo femenino está sometido a continuas fluctuaciones de las hormonas: desde las implicadas en el ciclo menstrual hasta aquellas que protagonizan distintas etapas de la vida de la mujer: pubertad, embarazo, menopausia…. Y este vaivén hormonal tiene su reflejo en el estado del cabello y, también, en una mayor o menor predisposición a caerse. Esa especie de “locura” protagonizada por las hormonas es la responsable de que en determinados momentos el pelo pierda densidad y grosor y, también, de que experimente una caída de aproximadamente más de 100 cabellos al día, un dato que no hay que pasar por alto -teniendo en cuenta que lo habitual es perder entre 30 y 60 cabellos diarios-ya que puede ser el origen de un caso de alopecia femenina
La relación entre hormonas y pelo va cambiando según las circunstancias. En la pubertad, por ejemplo, debido al característico e importante incremento de hormonas tanto femeninas como masculinas, se produce un aumento de la secreción de grasa que, si no es debidamente tratada, puede favorecer la caída del pelo. También en esta etapa es frecuente que se presenten déficits de hierro, una circunstancia que está relacionada con la caída del cabello. En estos casos, se recomienda el uso de champús específicos para el cabello graso y ricos en proteínas, y vigilar la dieta para combatir cualquier posible déficit nutricional. En caso de que la caída sea importante y continua, hay que consultar al especialista.
El embarazo es otra etapa en la que las hormonas hacen especialmente “de las suyas”. En la mayoría de las mujeres, los nueve meses de gestación se traducen en un pelo saludable, suelto, lleno de brillo y vitalidad. El origen de esta “bonanza capilar” se encuentra precisamente en ese importante carrusel hormonal implicado en el embarazo y que, en este caso, hace que el cabello luzca su mejor cara. Pero después del parto esta situación se revierte, y el descenso de algunas de las hormonas cuyos niveles se han mantenido en todo lo alto durante la gestación da lugar a una época en la que se puede producir una importante caída del cabello. A ello hay que unir la anemia, frecuente en esta etapa, y la fatiga y el cansancio que suelen acompañar a las primeras semanas del bebé en casa. Los productos y ampollas con ingredientes revitalizantes y específicos anticaída son una buena elección en este momento.
El pelo en la menopausia es fiel reflejo de la caída brusca que se produce en este momento de los estrógenos, las hormonas que tienen una implicación más directa en la salud femenina. También en esta etapa se hacen más visibles los efectos del proceso de envejecimiento, responsable de que los folículos pilosos dejen de funcionar adecuadamente, razón por la que aparecen las primeras canas.
Más que una caída, lo que produce este descenso estrogénico es un empobrecimiento capilar. Los champús y líneas de cuidados con ingredientes que densifiquen el cabello solucionan en gran medida la desvitalización característica de esta etapa.
FOTO: https://www.flickr.com/photos/jmcphers/2766781201/
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