Las proteínas del pelo: ¿qué son y para qué las necesitamos?

Al igual que las uñas y la piel, el cabello está compuesto de un tipo de proteínas denominadas estructurales y cuya principal característica es la de ser fibrosas. Tal vez la más conocida sea la queratina. La principal misión de este tipo de proteína es “proteger” o “cubrir” la estructura capilar, pero también juega un papel fundamental en la formación del folículo del pelo y, por tanto, en el ciclo de crecimiento capilar.

¿Para qué sirve la proteína en el pelo?

El papel de las proteínas a nivel cutáneo y capilar es fundamental para la reparación de los tejidos y para asegurar el correcto funcionamiento celular. Por eso, si estas proteínas son deficitarias o cuando no realizan su función adecuadamente (con la edad, por ejemplo, su acción se ralentiza), esto puede traducirse, en el caso de las proteínas del pelo, en una peor salud capilar: falta de brillo, fragilidad y, sobre todo, caída.

¿Cómo evitar la pérdida de proteínas en el cabello?

Desde el punto de vista de los cuidados habituales, una de las mejores estrategias para prevenir que las proteínas del pelo pierdan sus propiedades es aplicar cosméticos que contengan este ingrediente.

La incorporación de proteínas a la dieta también resulta clave para paliar el posible déficit de este nutriente que puede estar afectando a la salud capilar. Los huevos, la carne, el pescado, el queso y los frutos secos como las nueces son las principales fuentes de proteínas en la alimentación. También son recomendables otros alimentos, como la gelatina, que proporcionan otro tipo de nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento de las proteínas, los aminoácidos.

La estructura del cabello se compone en un 28% de proteína

El pelo se constituye en un 70% de agua, un 2% de lípidos y un 28% de proteínas aproximadamente.

La queratina es la proteína más abundante en el pelo. Es una fibroproteína insoluble en agua compuesta por cadenas de aminoácidos (el más importante es la L-cistina) con una estructura repetitiva en forma de hélice con puentes de hidrógeno y puentes salinos entre base-ácido que externamente se recubre por los puentes disulfuro para mantener la unión de las hebras.

El pelo se compone de 11 tipos de queratina tipo I (ácidas y bajo peso molecular) de las 28 que hay y de 6 tipos de queratina tipo II (básicas y alto peso molecular) de las 26 que hay.

Dentro de ese 28% de proteínas, la queratina es la más abundante. La queratina es una fibroproteína compuesta por cadenas de aminoácidos (siendo la L-cistina la más relevante) que no se disuelve en el agua, lo cual impermeabiliza el cabello y le aporta consistencia y resistencia. Nuestro cabello cuenta con 11 tipos diferentes de queratina tipo I y 6 de queratina tipo II. Su estructura es en forma de hélice y está compuesta por hebras unidas por puentes de disulfuro, un enlace entre dos átomos de azufre.

La estructura del pelo está compuesta de tres capas:

• Médula: es la capa más interna y no se encuentra presente en todos los cabellos. Consta de células poco queratinizadas.
• Corteza: es la capa intermedia y más gruesa del pelo. Da color, resistencia y elasticidad.
• Cutícula: es la capa externa del cabello, por lo que actúa de protectora de la corteza y, por ende, es la capa que primero se daña ante las agresiones externas. Está compuesta por queratina.

Tratamientos con proteína

Los tratamientos con proteínas son recomendables para las hebras capilares dañadas por el paso del tiempo, por el uso de químicos (como decoloraciones, tintes, alisados, etc.) o por procedimientos agresivos aplicados en el pelo por daño térmico (como el uso de rizadores, secadores, plancha..).

El objetivo de estos tratamientos es fortalecer el pelo desde la fibra capilar manteniendo y restaurando la queratina. Se ven beneficiados los cabellos con alta porosidad de la cutícula, que es la capa exterior del pelo.

Consiste en la aplicación de productos con proteína vegetal ricos en queratina, colágeno y elastina. Éstos pueden ser champús, acondicionadores, ampollas o aceites.

Pueden usarse tratamientos con proteína hidrolizada de colágeno marino, de seda, de trigo, con vitamina E o queratina. En general éstas tienen una función hidratante y ayudan a conservar la elasticidad y resistencia del pelo.

Este tipo de tratamiento es diferente según las características de cada persona y su cabello. Por ello, debemos conocer el estado del cabello para elegir entre los diferentes tratamientos con proteínas y su frecuencia de aplicación.

La importancia de las vitaminas para la caída capilar

Las vitaminas son sustancias que nuestro organismo necesita para crecer y desarrollarse normalmente, y cada una de ellas tiene funciones específicas. Tener los niveles bajos de alguna de ellas puede traducirse en problemas de salud diversos, entre los que se incluye la debilidad y caída del cabello.

La principal fuente de vitaminas para el pelo es la alimentación, y por ello seguir una dieta lo más completa y equilibrada posible es bueno para el pelo. No hay que olvidar que la alimentación del cabello procede directamente del flujo sanguíneo, de ahí la importancia de vigilar la dieta y aportar a través de los menús diarios todos aquellos nutrientes que aseguren una correcta salud capilar.

Vitaminas del grupo B

Las vitaminas del grupo B (tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, biotina, vitamina B6, vitamina B12 y ácido fólico) están directamente relacionadas con la mayor o menor fortaleza del cabello y, por tanto, con su caída. Se encuentra fundamentalmente en los cereales integrales, los frutos secos, las legumbres, los lácteos y la levadura.

Vitamina A

En cuanto a las otras, la vitamina A,  necesaria para la formación y mantenimiento de las membranas del cuerpo, se encuentra en el hígado animal y de pescado, huevos, leche, queso, yogur, mantequilla, riñones, pescado azul y carne.

Vitamina C

La vitamina C tiene un reconocido poder antioxidante (fundamental para prevenir el envejecimiento, incluido el capilar) y sus principales fuentes alimentarias son los cítricos, el mango, los arándanos, los pimientos verdes, las verduras de hoja verde y las patatas.

Vitamina E

También es antioxidante la vitamina E, de la que dicen que es “buena para todo”; entre sus virtudes está la de reducir algunos procesos inflamatorios como los que se pueden dar en el cuero cabelludo. Se encuentra en el aceite de germen de trigo, el aguacate, la margarina y la mantequilla, el huevo, los cereales integrales y los frutos secos.

Vitamina D

La vitamina D, que se sintetiza en el organismo por la acción de la luz solar, está contenida en la margarina, aceites de pescado, pescados grasos, hígado, huevos.

Complejos vitamínicos que ayudan en la formación de las proteínas en el cabello

Los complejos vitamínicos específicos para el cabello también son una buena opción (siempre como complemento a una dieta equilibrada) para nutrir, reforzar y revitalizar el pelo desde dentro. Son suplementos que se consumen por vía oral (la dosis recomendada es de 2 cápsulas por la mañana) formulados a base de activos de origen natural, vitaminas, minerales y nutrientes que ayudan al mantenimiento del cabello en condiciones normales.

Elaborados a base de sustancias beneficiosas para el cabello, fundamentalmente vitaminas, pero también otras sustancias como el zinc, que es clave en la formación de una de las principales proteínas del pelo, la queratina. Pueden conseguir frenar la caída del cabello gracias a su contenido en Serenoa serrulata, además de que el cabello tenga más fuerza y densidad al incorporar en su formulación L-cistina y L- Arginina.