Si tienes pelo graso, mímalo

Lacio, aceitoso, apelmazado y poco vistoso: estas son las principales señas de identidad del pelo graso, tal vez la tipología capilar más difícil de tratar. Lo primero que hay que tener claro es que no existe el pelo graso como tal; el problema reside en el cuero cabelludo, que puede ser graso o seco (lo ideal es un término medio), dependiendo de la cantidad en la que produzca sebo, una sustancia que, a su vez, tampoco es “mala” en sí misma, al contrario: se trata de la grasa en el pelo que segrega de forma natural el cuero cabelludo para protegerlo de las agresiones externas, hidratarlo y mantenerlo suave.

Cuando esta producción de grasa va a más, da lugar a la seborrea o exceso de grasa. Si, además, se trata de un cabello fino, los efectos de la grasa en el pelo son más obvios y la sensación de apelmazamiento es mayor.

Elegir champú para pelo graso o para cabello fino:

La premisa fundamental para tratar el pelo graso es mantenerlo siempre limpio. Es absolutamente falsa la creencia de que si se lava este cabello en exceso la secreción de grasa en el pelo es mayor. La clave está en elegir champú adecuadamente: es importante que sea específico para el pelo graso. Afortunadamente, en lo que respecta a los productos para el cabello graso, las formulaciones agresivas de antaño han sido sustituidas por ingredientes suaves y naturales, especialmente concebidos para un lavado frecuente. Tan importante como elegir champú es la forma en la que éste se aplica: hay que hacerlo suavemente, sin frotar el cuero cabelludo (cuanto más se frota, más grasa se produce) y dejar que el resto del cabello se lave sólo con la espuma que cae del lavado. En cuanto a la periodicidad, el consejo de los especialistas es lavar tanto el pelo graso como el cabello fino cuando estén sucios, sin olvidar que estas tipologías capilares tienen el “plus” de que la grasa incrementa la sensación de suciedad.

Uno de los mitos que rodean a este tipo de pelo es que no necesitan acondicionadores, mascarillas o cualquier otro tipo de productos para el cabello. Es absolutamente falso, y, al igual que otros tipos de pelo, se benefician de todas las propiedades de los cosméticos de cuidado capilar, siempre y cuando se busquen formulaciones específicas, con texturas lo más ligeras posible, y –lo más importante de todo- se apliquen sólo en largos y puntas, dejándolos actuar el tiempo justo y aclarándolos muy bien. Tampoco es cierto que ni pelo graso ni el cabello fino necesitan hidratación (hay quien cree que esto aumentaría el efecto de apelmazamiento); su cutícula padece los mismos embates que el resto y, de hecho, hay una subcategoría, los llamados mixtos que, pese al exceso de grasa en la raíz, presentan una sequedad importante en los largos y puntas. En estos casos, se puede recurrir a los llamados productos bifásicos, que regulan la grasa en la raíz y añaden hidratación allí dónde es necesaria.

Un consejo final: uno de los enemigos declarados del pelo graso es el agua caliente, de ahí que haya que lavarlo siempre con agua templada y, si se puede, dar el último aclarado con agua fría.