Después del trasplante: así cambia una cara con y sin pelo
Independientemente del hecho de que se trata de la solución más efectiva para la aparición de entradas en el pelo y los casos más serios de alopecia, el efecto de la operación de microinjerto sobre el aspecto físico en general, y el de la cara en particular resulta, en ocasiones es espectacular.
Es cierto que el efecto del trasplante de pelo que más destacan las personas que se someten a él es el de un rejuvenecimiento más que evidente (“¡Me he quitado 10 años de encima!”, es uno de los comentarios más frecuentes), pero también hay que tener en cuenta otros beneficios que esta intervención tiene en la apariencia física. Así, son muchos los que aseguran sentirse más “delgados”, “estilizados” e incluso “elegantes” en cuanto el cabello vuelva a poblar sus cabezas.
Aunque cada persona es un mundo y cada fisionomía también, lo cierto es que en la mayoría de los casos la presencia de pelo suaviza las facciones, minimiza los defectos y armoniza los rasgos. No hay que olvidar que el cabello es un elemento muy versátil. Un ejemplo: son muchos los hombres que “trabajan” su tupé con determinados estilos capilares para minimizar las arrugas de la frente propias de la edad. Sin embargo, en aquellos casos en los que las entradas en el pelo hacen su aparición, este efecto de “camuflaje” deja de ser efectivo.
También es cierto que la pérdida de cabello limita mucho el corte de pelo y el estilo capilar adoptado, de tal forma que en la mayoría de los casos, la visita al peluquero se convierte en una petición de “minimizar” o “camuflar” en la medida de lo posible los efectos de la alopecia. Así mismo, son muchas las personas que aseguran que la pérdida de cabello les hace parecer más gordos o voluminosos. En este sentido, sí que es cierto que, cuando sobra algún que otro kilo, las frentes excesivamente despejadas pueden hacer que estos sean más evidentes.
Otro aspecto fundamental en lo que a los beneficios “extra capilares” que tiene el trasplante de pelo se refiere es su incidencia en el nivel de autoestima de la persona que se somete a él, y que cambia cuando esta luce su cabeza con y sin pelo. Es verdad que el físico no lo es todo y que hay personas sin rastro de cabello en sus cabezas que pisan muy fuerte por la vida, pero no es menos cierto que la pérdida de pelo es a menudo uno de los factores que más inseguridad genera. Esa es la razón por la que, tras un trasplante de pelo, muchas personas se muestran dispuestas a abrir un nuevo capítulo en su vida e incluso se animan a tomar decisiones o afrontar retos para los que antes no se veían capacitadas.
En definitiva, que más allá de ser hoy por hoy el tratamiento más efectivo (y definitivo) contra la alopecia, el microinjerto tiene otros muchos beneficios para el look y, también, para el bienestar interno, de una buena parte de las personas que se someten a él.
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