Medicina regenerativa: el futuro inmediato de los tratamientos capilares

Por Dra. Ángela García Matas.

Los avances que se han producido en los últimos tiempos en las investigaciones sobre la alopecia han permitido conocer mejor y de forma más precisa todas las circunstancias implicadas en la pérdida de cabello como, por ejemplo, los factores que intervienen en el funcionamiento de los folículos pilosos o el papel que juegan las células del organismo en este proceso, entre otros. Y en este contexto, la medicina regenerativa se perfila cada vez como una alternativa eficaz y muy prometedora en el campo de los tratamientos para el pelo en general y el abordaje de la alopecia en particular.

Básicamente, lo que se conoce como medicina regenerativa tiene como objetivo la reparación o regeneración de células de tejidos u órganos dañados o que no funcionan adecuadamente, recurriendo para ello a la capacidad que tiene el propio organismo para reemplazar las células dañadas por células sanas, a través de distintos procedimientos que se dan en diversos tejidos. Su gran ventaja frente a otras terapias es que en ella se emplean productos derivados del propio organismo del paciente (autólogos), con lo que se evita el riesgo de rechazo y otros problemas que pueden presentar otras terapias.

En el caso concreto del ámbito capilar, hay evidencias probadas de que la aplicación de productos derivados del propio organismo proporcionan excelentes resultados en tiempo récord, sin apenas efectos secundarios y con una mínima manipulación, con lo que se consigue que el paciente deposite su confianza en estas opciones y aumente su satisfacción, así como la de los profesionales que aplican estas técnicas.

Una de las opciones que ofrece la medicina regenerativa en el tratamiento de los problemas capilares es la PRP capilar, muy eficaz para prevenir o ralentizar el proceso degenerativo de los folículos, sobre todo en las primeras fases de la alopecia, en las que el cabello comienza a miniaturizarse, debido a un debilitamiento de la raíz, dando como resultado un pelo cada vez menos denso. Se realiza mediante una técnica que cuenta con un amplio recorrido en otros campos de la medicina y que consiste en la utilización de las propiedades regenerativas que tienen las plaquetas (que son las células del cuerpo que poseen una mayor proporción de factores de crecimiento) del plasma sanguíneo.

Aplicadas en el cuero cabelludo, estas plaquetas son capaces de iniciar por sí mismas el proceso de regeneración capilar, permitiendo combatir la pérdida excesiva de cabello, favoreciendo la respiración capilar y dando lugar a un nuevo cabello más sano y resistente, que poco a poco va retomando su ciclo normal de crecimiento. Los efectos que produce su aplicación en el caso del cabello son notorios y evidentes: en la alopecia androgenética, produce un aumento de los cabellos que se encuentran en fase de crecimiento (anágena); mejora el estado y el metabolismo de la cutícula capilar e incrementa la densidad del cabello.

Células del tejido graso

Pero además de estimular, potenciar y activar las células y zonas implicadas en la alopecia, la medicina regenerativa ha demostrado que puede hacer mucho más, “curando” y sustituyendo estas estructuras, y aquí juegan un papel fundamental un tipo de células, las regenerativas o progenitoras, las cuales, tal y como han demostrado numerosas investigaciones, tienen la función de reparar y restituir las células y tejidos dañados, o que se mueren de manera rutinaria, incluidos los que componen el ecosistema del cuero cabelludo.

Estas células regenerativas están presentes en muchos tejidos corporales, pero las que presentan más propiedades desde el punto de vista del abordaje de la alopecia son las que se encuentran en el tejido adiposo (grasa corporal). Frente a otras células regenerativas del organismo, las del tejido adiposo presentan una serie de ventajas que las convierten en un tratamiento óptimo en el abordaje de la alopecia. Por un lado, son muy abundantes (se estima que hay unas 700.000 en un gramo de tejido adiposo). Por otro, es posible obtenerlas mediante procedimientos más sencillos que en el caso de otras células.

Está comprobado que estas células regenerativas, aplicadas en el cuerpo cabelludo mediante su infiltración (mesoterapia), son capaces de “reconvertirse” en células de papila dérmica humana, que están dentro de la base de los folículos pilosos. Los estudios realizados al respecto sugieren que este efecto es posible gracias a que la zona que rodea la raíz del folículo piloso es un tejido conectivo lo que favorece la acción regenerativa de estas células.

Concretamente, las células regenerativas adiposas despiertan o reactivan la raíz de los folículos pilosos que han dejado de funcionar (es decir, son incapaces de “fabricar” nuevo cabello), lo que se traduce en un aumento de la cantidad de pelo, ya que los estudios realizados con estas células han demostrado que pueden reducir la fase telógena (de caída) del ciclo del cabello y aumentar la anágena (la de crecimiento).

Para obtener y “aislar” a estas células se recurre a un procedimiento previo que consiste en la extracción de tejido graso de la zona abdominal (mediante la técnica de la lipoaspiración) para después, separar las células regenerativas de la grasa obtenida. Estas células se purifican luego con un procedimiento de “centrifugado” para, finalmente, infiltrarse en el cuero cabelludo.

Buscando soluciones más sencillas, pero no por ello menos eficaces, se ha desarrollado en los últimos años un nuevo tratamiento que aísla la fracción vásculo estromal de tejido dérmico, que incluye células adiposas, mediante biopsia, de una muestra de tejido de la zona de la nuca. Este tejido obtenido se somete a un proceso de disgregación mecánica, separación y filtración al final del cual se obtiene una suspensión de células autólogas que después se infiltran en el cuero cabelludo mediante mesoterapia.

Estas evidencias hacen que los tratamientos a base de las células regenerativas se perfilen como una excelente alternativa de futuro para recuperar el cabello perdido y conseguir una mejora de la calidad capilar (concretamente, de la densidad).

En definitiva, tal y como se ha demostrado en muchas áreas de la medicina, la utilización de la capacidad terapéutica de determinadas células procedentes del propio paciente (especialmente lo que se conoce como fracción vásculoestromal, que se obtiene a partir del tejido adiposo), a través de la aplicación de las llamadas terapias autólogas, es un campo que ofrece excelentes resultados en la regeneración y curación de tejidos, cartílagos o huesos, entre otros. Y, también, estas técnicas de medicina regenerativa suponen la punta de lanza de los tratamientos médicos más novedosos que se están aplicando y estudiando para el tratamiento de la alopecia.