El pelo durante el embarazo y el posparto: lo que hay que saber
El embarazo es una situación que produce en la mujer un amplio y variado repertorio de transformaciones tanto físicas como emocionales. Y el cabello no es ajeno a ese maremágnum de cambios que las hormonas relacionadas con la gestación desencadenan en el organismo femenino. De hecho, el estado del pelo durante el embarazo mejora notablemente en la mayoría de los casos: más volumen, un aumento del brillo, menos caída… son solo algunos de los aspectos positivos que los cambios hormonales producen a nivel capilar.
¿Por qué el pelo luce mejor, más sano y en mejor estado durante el embarazo? Se trata de una consecuencia “positiva” de los cambios hormonales característicos de este periodo. Por un lado, las hormonas implicadas en el embarazo hacen que el pelo permanezca durante más tiempo en la fase de descanso o telógena, por lo que la caída en este periodo es menor, dando así la impresión de una melena más abundante. Por otro, aumenta la producción de grasa, lo que favorece especialmente a los cabellos más secos y estropeados, que lucen más sanos, sueltos y con un brillo mayor.
Sin embargo, esta “tregua capilar” no significa que haya que bajar la guardia en lo que a cuidados capilares se refiere. La consigna en estos meses es utilizar productos lo más naturales y suaves posible, que potencien estos efectos positivos que las hormonas tienen sobre el cabello. En cuanto al tipo de rutinas y gestos cosméticos, prácticamente son los mismos que antes de la gestación (esto es, utilizar productos adaptados a la tipología capilar, utilizar los peines y cepillos más adecuados a cada cabello…). Tan sólo en algunos casos, debido a la mayor producción de grasa, algunas mujeres con cabello mixto o graso deben utilizar productos específicos que regulen esta mayor producción de grasa y la mantengan bajo control.
Curiosamente, después del parto, todos estos efectos positivos de las hormonas sobre el cabello se dan, literalmente, la vuelta: el ritmo de crecimiento y caída del cabello recupera sus patrones habituales y, además, el reajuste hormonal puede favorecer que se produzca una caída del cabello mayor a la habitual; de hecho, perder pelo tras el parto es algo habitual en la mayoría de las mujeres. Sin embargo, si esta caída de pelo se produce cada vez en mayor cantidad y se mantiene continua puede desembocar en una alopecia femenina más o menos importante.
Para evitar esta situación, lo mejor es proporcionar al cabello los cuidados capilares adecuados durante el embarazo (por muy buen estado que luzca el pelo en este momento); evitar tratamientos agresivos (descoloraciones, desrizados, permanentes) durante el posparto; y seguir una dieta que incluya todos los nutrientes esenciales, prestando especial atención a los alimentos ricos en hierro (berberechos, verduras de hoja verde como las espinacas, lentejas, pescadilla…) ya que uno de los síntomas más característicos de los déficits de este mineral –algo muy frecuente en este periodo- es precisamente una mayor caída del cabello.
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